martes, 23 de diciembre de 2008

¡Qué más dará el nombre!

Todavía falta que exponga mi relación con la música, pero antes de eso me gustaría hacer un paréntesis y expresar mi opinión sobre uno de los temas candentes de los últimos meses.

Hace un tiempo salió un manifiesto firmado por un número importante de futbolistas vascos -había alguno que no era vasco pero también firmaba- en el que esos mismos jugadores expresaban su malestar por la decisión de la Federación Vasca de Fútbol de volver a denominar a la selección Euskadi en vez de Euskal Herria -que era el nombre que le pusieron el año pasado-, además lanzaban un "órdago" cuando aseguraban que si la FVF no daba marcha atrás ellos se negarían a jugar el tradicional partido navideño. Semanas más tarde, a ese manifiesto firmado por futbolistas, se juntaron toda clase deportistas.

El caso es que este año el partido no se celebrará. Yo no sé quién tiene la culpa, seguro que hay muchas cosas que no sabemos, ni sabremos nunca. Lo que si sé es que los que más perdemos en este asunto somos los de siempre. Todos los pequeños pasos que hemos dado estos años para que nuestras selecciones sean oficiales -no solo la de fútbol- y podamos competir con garantías no han servido para nada. Hemos dado imagen de desunión -¡qué más quieren los que no nos aceptan!-, y sobre todo de poca formalidad.

Lo importante es jugar y reivindicar nuestra selección desde el campo, y con hechos, no con nombres. Si alguna vez conseguimos algo será tiempo de discutir cómo se llamará.

"OFIZIALTASUNAREN ALDE: EUSKAL SELEKZIOAK BAI!"

martes, 16 de diciembre de 2008

Aurkezpena (II)

Hoy se cumplen cuatro años de un partido de fútbol que hizo historia. Uno de los protagonistas de ese partido es el equipo de mi vida. Athletic Club.

Por eso hoy he decidido explicar por qué el Athletic es uno de los ejes que mueve mi mundo.

Bueno, realmente es muy complicado explicar por qué un equipo de fútbol puede despertar tanto interés en ninguna persona. Pero como todas esas cosas irracionales, ésta también se mueve por impulsos. Impulsos que te hacen, cuando eres una niña, soñar que juegas en San Mamés, que sales al campo cuando suena el himno, que puedes vestir esa camiseta zurigorri y, lo que es más espectácular, celebrar un gol desde el verde con 40000 personas aclamándote.



Hay un partido que marca un antes y un después en mi concepción de sentir el Athletic. Acabábamos de eliminar al Newcastle en San Mamés y nos tocó el Parma. Perdimos la eliminatoria, y fue la primera vez que vi a mi hermano, de 13 años, llorar en el sofa durante más de una hora. En ese tiempo entendí lo que era el Athletic, entendí por qué cada domingo nos pasábamos 90 minutos delante de la radio escuchando a un señor que cada vez que algún jugador nuestro marcaba un gol gritaba hasta quedarse sin aire: "Bakalao, bakalao,...", entendí por qué en casa cuando el equipo perdía, no se cenaba.

El Athletic es único, y no voy a hablar de la tan manida filosofía, este club es único por la gente que lo sigue. Por batir registros de asistencia al campo en las dos temporadas en las que nos jugábamos la vida, por la cantidad de leyendas del deporte que han vestido la zamarra rojiblanca, y la seguirán vistiendo.



El Athletic Club es único por la historia que tiene detrás, pero sobre todo por la que seguro está por llegar. Llevamos 110 años de historia y nos quedan, mínimo, otros 110.

Athletic, zeu zara nagusia!

P.D: Hoy, hace cuatro años, ganamos en Lieja 1-7...

viernes, 12 de diciembre de 2008

Aurkezpena (I)

Después de más de dos años manteniendo un fotolog, en el que a pesar de los últimos meses llego a ser diario, creo que es el momento de cambiar de formato.

Hay que evolucionar, y este blog espero que me sirva como novedad y que me devuelva la poca inspiración que un día llegué a tener.

Aunque muchos ya me conozcais, lo justo es presentarme y -como pone a la derecha- si tengo que definir mi vida en pocas palabras serían esas tres: Baloncesto, Athletic y Música. Esos tres conceptos son pilares fundamentales de mi existencia, y seguramente si alguno desapareciera dejaría de existir.

El Baloncesto me acompaña desde 1996, cuando acababa de cumplir once años. Se presentó en mi vida de casualidad, era "algo más alta que el resto de su edad" y varias de mi clase ya formaban parte del equipo del colegio.

Con él he aprendido a ganar y a perder, a amar y a odiar, lo que es justo e injusto, he podido certificar que detrás de cualquier éxito o triunfo sólo están el trabajo y el esfuerzo constantes. He llorado infinidad de veces, pero muchas más he reído y saltado de alegría. Gracias a él he conocido a mucha gente, algunas no merecían la pena, pero unos pocos me siguen demostrando día a día que aquella decisión de jugar a "eso de la pelota y el aro" fue la decisión que cambió mi vida.

Si hoy soy así -como quiera que sea- es por el Baloncesto y por esas personas que durante doce años han cambiado mi vida y me han inculcado su amor por este hermoso deporte. Precisamente ese mismo amor y cariño que yo recibí y recibo es lo que intento transmitir a todos esos niños y niñas que deciden empezar este viaje y tienen la -dudosa- suerte de cruzarse en su aprendizaje conmigo.

El Baloncesto me ha enseñado quién soy, y lo que es más importante, me ha enseñado quiénes sois. Un día lei una frase que decía: "Cómo explicarte lo que es mi vida, amigo, si nunca jugaste a Basket."